Uno de los aspectos que más me gusta de la fotografía en blanco y negro es su capacidad de eliminar parte de la información de una imagen, para dar lugar a un contenido nuevo que centre la atención en detalles como la luz, las formas o las texturas de los objetos, por ejemplo.
Esa misma idea me ha llevado, en algunas ocasiones, a buscar fotos abstractas, detalles a mi alrededor que, una vez eliminado el color, son simples representaciones geométricas, casi irreconocibles.
Debo confesar que ese minimalismo a la hora de hacer fotografías no es realmente mi estilo. Me gusta incluir varios objetos en el encuadre, seguir las normas de la composición clásica (diagonales, regla de los tercios…).
Pues bien, ahora me he planteado un nuevo reto: buscar ese mismo efecto, pero manteniendo la información de color.
Si lees algo sobre la teoría del color, sabrás que (una vez más) el color puede ser, en muchos casos, una distracción en la fotografía (o en el arte en general). Ahora el reto es el de eliminar aún más información de mis fotografías, para compensar esta adición de color.
¿Conseguiré algo que me guste lo bastante como para mostrarlo aquí? Ya veremos…