Cada vez hay menos revistas…

Uno de mis pequeños vicios durante mis viajes de trabajo siempre fue el de comprarme una revista de fotografía en el idioma local, en el aeropuerto que me tocase. En ese sentido, debo decir que tuve mucha suerte al trabajar principalmente en Alemania y Francia, dos países con gran tradición fotográfica y, por tanto, una gran variedad de publicaciones temáticas. 

Por supuesto, todo eso se detuvo con la pandemia y el confinamiento, y el posterior “parón” de mi empresa actual en la autorización de viajes, por seguridad. 

Pero, siempre que tengo ocasión, busco estas revistas en los kioscos locales, y estoy descubriendo con tristeza que cada vez se dedica menos espacio a este tipo de publicaciones. Si lo que veo es una tendencia real, creo que las revistas de fotografía para aficionados se acabarán muy pronto…

Aun así, debo confesar que lo entiendo, y que quizá sea lo mejor. La mayoría de revistas habían acabado con un formato demasiado uniforme y, desgraciadamente, sin interés para la mayoría de los aficionados como yo. 

Entiendo que deban incluir reportajes (¿pagados?) sobre las últimas cámaras de cada fabricante, quizá con una comparativa entre ellas. Pero no pueden esperar que un aficionado medio compre la última novedad de Canon, Nikon o Sony cada seis meses. 

Ammersee_GIMPDespués, muchas revistas incluían páginas (cada vez más) sobre técnicas y estilos de fotografía, pero (en mi opinión…) con un enfoque equivocado: Se limitaban a mostrar imágenes a gran tamaño, mostrando lo que es posible conseguir, pero reduciendo las explicaciones técnicas a un mínimo, quizá solo parte de los datos exif. Al final, eran páginas “vacías”, solo interesantes si el tema concreto te llamaba la atención. 

Una sección más, omnipresente, presentaba una infinidad de accesorios de fotografía, más o menos útiles, lanzados por marcas “menores” que siguen la corriente de los grandes fabricantes de cámaras. Pero el problema era el mismo. Si yo (aficionado, quizá avanzado) había hecho ya la inversión en un flash externo, o una mochila, lo que menos necesitaba era saber que había salido otra mejor. 

Había algunas excepciones, por supuesto. La francesa PHOTO, las alemanas fotoMagazin y ProfiFoto fueron llenando mis estanterías, por monográficos (de extensión contenida) de determinados fotógrafos, pero también con información útil sobre exposiciones y concursos, por ejemplo. Aunque he tenido un par de mudanzas recientes y me he visto obligado a desprenderme de muchas publicaciones, sigo teniendo bastantes monográficos, sobre todo acerca de la fotografía en blanco y negro

El segmento de revistas para aficionados se está extinguiendo, quizá por la aparente facilidad para capturar imágenes con los teléfonos móviles inteligentes. Quizá deba orientarme a revistas mucho más profesionales, y más caras (seguramente, por el nivel de los contenidos y la calidad de su preparación). Pero, cada vez más, tiendo a comprar libros temáticos, antes que revistas. Publicaciones con información que no caducará a los pocos meses (como la última cámara de Canikon).

Aun así, debo confesar que durante un instante consideré la posibilidad de crear mi propia página web sobre fotografía (esta que lees es una triste sombra, apenas mantenida), contando con la colaboración de unos cuantos amigos, también aficionados a la fotografía. Pero no vi clara la posibilidad de generar contenidos de manera continuada, más allá de nuevas galerías de imágenes. Así que se quedó en el tintero y, cada vez más, mis fotografías son algo privado, que muy poca gente verá. 

En cualquier caso, las revistas de fotografía tuvieron su época dorada hace una década o dos. Han sido años vertiginosos, de cambio de la película a la imagen digital (con un paso breve por el formato APS). Pero el auge de Internet también ha tenido su influencia aquí, con la aparición de páginas dedicadas a la presentación de nuevos productos, a la realización de análisis y comparativas, y a tiendas en línea (como la omnipresente Amazon) que han cambiado el escenario comercial. En ese entorno, la edición, maquetación y publicación física de una revista quizá no tenga sentido. Y quizá eso sea bueno. ¿O no?

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